sábado, 5 de marzo de 2016

No retrases tu bendición

Los once días

Deuteronomio capitulo 1 verso 2  “Once jornadas hay desde  Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-Barnea.
 Verso 3 Y aconteció que a los cuarenta años…
¿Cómo es que los días se transforman en semanas, las semanas en meses y los meses en años?
Comienza el libro de Deuteronomio en el capitulo uno en el verso dos diciendo que “once jornadas” es decir que solo once días separaba a los israelitas de que, caminando, llegaran a la tierra prometida. Esto está de acuerdo con lo que creen también varios teólogos conforme a la ruta más directa hacia la tierra de Canaán. El problema está en el versículo siguiente, el cual sin mediar explicación dice “y aconteció que a los cuarenta años…” (Dt. 1:3).
¿Qué? ¿De qué me perdí en el transcurso?
Es decir, no se retrasaron un día, o dos, o bueno un mes. O tal vez alguien caminaba muy, y quiero decir muuuy lento…
Pero ¿cómo pueden transformarse solo once días en ¡Cuarenta años!? 
No hay forma diría alguien.
Pero la verdad es que ellos lo hicieron.
Cuando ellos llegan a la tierra prometida, al borde de Canaán, a los once días, como calcularon. Antes de entrar envían doce espías, doce príncipes a que reconozcan la tierra (Números 13).
Los doce recorren Canaán (como espías) durante cuarenta días y vuelven a los campamentos de Israel trayendo su informe. Y vaya que lo trajeron.
“…Y hablaron mal a los hijos de Israel…Diciendo:..ES TIERRA QUE TRAGA A SUS MORADORES…” (Núm. 13:32)
Entonces el pueblo lloró…
Lloró toda la noche, lloró, gritó y dio voces (Núm. 14) Y la sentencia fue dada.
Números 14:34        
Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día…”
…Un año por cada día.
Un año de deambular por el desierto, por cada día que reconocieron la tierra y que no creyeron que Dios podía dárselas.
Un año por cada día.
Un año por cada día que les falto la fe. Un año por cada día que pisaron la tierra pero no para poseerla, si no para dudar. Un año por cada día de queja, un año por cada día.
Esa es la historia.
Eso ocurrió. No es un cuento, es cómo el pueblo de Israel transformó los tan solo “once días” para que se convirtieran en los “después de cuarenta años”.
Dios te va a llevar a reconocer la tierra de tú promesa. Te va a hacer verla, palparla, casi disfrutarla. Pero te va a pedir que creas. Que mires con “sus” ojos. Que confíes en sus promesas. Te mostrará la belleza de tus hijos; y que creas. La hermosura de tu esposa o de tu esposo; y que creas. Que creas cuantas bendiciones Dios te está dando y cuantas más te dará. Y tiene más. Tu ministerio, y su pacto contigo. Tus Sueños, y sus promesas.
Pero está puesto para memoria
“…Un año por cada día” (Núm. 14:34)
Cuando no crees. Cuando no hay fe. Cuando no ves lo que Dios te está mostrando, si no solo lo que ven tus ojos faltos de fe. Los días se transforman en meses, los meses en años, los años en la vida…
Cada día que no crees retrasas tu bendición.
Hoy es tiempo de creer. Es tiempo de tener fe. Tu tierra prometida está más cerca de lo que piensas.
“Si crees veras la gloria de Dios” (Juan 11:40)
Oración: Hoy Señor quiero reconocer mi tierra, pero quiero verla con tus ojos. Hoy quiero ver mi familia, mis hijos, mi matrimonio, con tus ojos. Ya no quiero quejarme más de mi iglesia, de mi ciudad, de mi trabajo. Hoy corto la miseria hago pacto contigo y tomo en fe la tierra que tú has reparado para mí y declaro que “Tus cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, hermosa es la heredad que me ha tocado” (Salmos 16:6) amen.

Con Cariño pastor Leonardo Blanco (Sauce, Corrientes iglesia Puerta del Cielo)

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