El Ataúd de José
Hebreos 11:22 dice “Por la fe José…Dio mandamiento a cerca
de sus huesos”
Josué 24:32 dice “y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel
habían traído de Egipto…”
El ataúd de José, es una historia que narra la fe de un
hombre que trascendió mas allá de su tiempo, más allá de sus días, más allá de
las circunstancias momentáneas que tuvo que atravesar.
El ataúd de José es la historia de un varón de Dios que, por
la fe, no se quedó en el pasado, transformo en bendición su presente y se
transportó afectando su futuro, aun más allá de él mismo.
Los últimos once versículos del Génesis, son los que hay que
leer para entender la historia de lo sucedido. Muerto el padre de José (Jacob),
los hermanos de José temen por sus vidas. Ellos dicen “se acordará ahora
nuestro hermano de todo el mal que le hicimos, traerá a memoria su mal para
vengarse de nosotros” (Gn. 50:15).
-¿Qué haremos?
Y traman una mentira; decirle a José que Jacob, antes de
morir, había dado orden de que no les hiciese daño. En ese plan fueron, a aquel
gobernador poderoso, que era su hermano, José. Al cual ellos habían maltratado,
al cual ellos quisieron matar, iban, al cual ellos vendieron como esclavo, iban
al cual ellos alejaron de su familia haciéndole pasar mil penurias en lejanía y
soledad, en donde aquel niño-joven lejos de su casa y parentela tuvo que
abrirse paso, con la ayuda de Dios. Trabajando de pequeño fuera de los suyos.
Si, había unos culpables de tales males, tenían rostro y nombre, y eran
ubicables, eran “los hermanos de José”. Temían por lo tanto, y tenían razón en
temer ellos, ellos y solo ellos sabían
cuan culpables eran de los males que le hicieron pasar a su hermano.
Dice la biblia que cuando llegan (Gn.50:15-17) se postran y
comienzan a decirles las palabras antes planeadas. Las diferencias entre porque
José es quien se hace pronto notoria y evidente. Y es que José se quiebra en
llanto a mitad de las palabras de sus hermanos, en él ya no había ni rencor, ni
odio, ni amargura; todo lo contrario él estaba feliz de tener a sus hermanos al
lado suyo.
Y les dice:
-No teman hermanos míos, yo los sustentaré y los cuidaré, a
ustedes y sus familias; no tengan temor.
Y dice, “les habló al
corazón”…
Las diferencias.
Los hermanos de José, viven en el pasado…
Los hermanos de José, se manejan en la mentira…
Los hermanos de José, confían en su propia astucia…
José, el siervo de Dios, es distinto; ha vencido su pasado y,
aunque lo recuerda, ya no es con dolor, angustia o tristeza. Es solo un
recuerdo, un recuerdo de cómo a través de las circunstancias difíciles Dios se
puede glorificar y mostrar una salida para llevar uno de los más
humildes esclavos de Egipto, a ser gobernador de uno de los mayores imperios de la antigüedad. Esta
no es la historia de un joven rencoroso, ni mucho menos, sino la historia del
joven que hizo posibles sus sueños en
Dios.
Alguien dijo una vez “si lloras porque se ha puesto el sol,
las lagrimas no te dejarán ver las estrellas”…
Hay un lugar en mi pueblo, que fue un icono de las
discotecas de los años 80’. Todo era éxito y esplendor por aquellos días. Pero
algo ocurrió, los dueños-socios se pelean. ¡Terrible discusión!. Una noche
estaba abierto el local, y al siguiente, sin previo aviso, cerrado.
Juicios, cartas documento, increpaciones de una y de otra
parte enfrentada. El lugar cierra sus puertas definitivamente, para nunca más
abrir. Por lo menos no hasta que el juez se expida, y eso pasa por lo menos treinta
años después. La primera vez que van a abrir el lugar luego del suceso, dicen
los que lo vieron, había vasos a medio servir, mesas, sillas y tragos todo
lleno del polvo de los años transcurridos en letarguía. El lugar era como si se
hubiese detenido en el tiempo. Todo allí había quedado en los 80’.
Yo personalmente traté con uno de los socios; cuando conocí
su casa, esta era una oscura, los muebles, las cortinas y los adornos todo era
también de aquella época que habían vivido, hasta el fatídico día de aquellas
diferencias infranqueables.
“¡Se van a arrepentir, tendrán que retractarse!” decía aquel
hombre con vehemencia, mientras contaba viejas historias de aquellos días. Me
maravillaba y sorprendía al mismo tiempo como ellos mismos habían quedado en
ese día, ahí se detuvo su tiempo, su reloj inexplicablemente no avanzó mas. Los años pasaron, las modas
cambiaron, pero ellos no, ellos; ellos
quedaron 30 años atrás. Qué triste. La vida había continuado, con sus risas y
sus juegos, con sus alegrías y cambios de estaciones, pero ellos decidieron no acompañarla. Ellos, en
sus mentes solo le ocupaba un suceso recurrente, una y otra vez… aquel día…una
y otra vez…
Uno piensa ¿cómo pudieron quedarse en el pasado? Hay una
vida por vivir un mundo por descubrir.
Mi hermano; si a alguien está hablando Dios, en este momento
te quiero decir que, tu vida es preciosa, única e irrepetible. Este es tu
tiempo, estos son tus años, estos son tus días. Dios te los regala
y lo llamamos “el presente”, y no es casualidad, sino porque es un regalo dado
por Dios, es UN PRESENTE. El tiempo presente es una bendición, un regalo.
No sé lo que te hicieron, no sé lo que pasó; pero Dios si lo
sabe. Algún día darán cuenta los que te hicieron daño o si hiciste algo mal en
la cruz del calvario ya fue perdonado.
Dios mismo dice en Isaías 43:25” por amor de mi mismo no me
acordaré”
Dios porque se ama a sí mismo, dice que no se acordará más de tus rebeliones, porque
muchas veces hay recuerdos que nos hacen mal y si Dios mismo no los trae a
memoria por amor a si mismo cuanto más no debemos hacerlo nosotros.
-Yo antes iba a la iglesia-dicen
-Y ¿Qué ocurrió?- preguntamos
-Me hirieron, me lastimaron- responden
-¿Cuando?-es la pregunta.
Y vuelven a responder:
-Me acuerdo todavía como si fuera hoy, allá por el año 1948,
la hermana Pancracita, cruzo por cerca mío y no me saludo, no lo puedo olvidar,
desde ese día…desde ese día…
Cuantas historias parecidas.
Tal vez algunas mas, y otras menos dolorosas pero todas
coinciden en algo, “el tiempo” ¿Qué tiempo? EL TIEMPO PASADO. Allá por los años
75, allá por los años 40, allá por los años 50, hace unos 20 años más o menos,
y así…
La biblia dice que José no se quedo en el tiempo.
José dejo atrás su pasado, y dice que cuando quisieron
traerles a memoria sus hermanos el pasado, el solo se acordó de cómo Dios se
glorificó en el.
José, transformó su presente transportándose hacia su
futuro.
José como que ni los escuchó, al contrario, los abrazó y fue
él quien los consoló hablándoles al corazón, y por ultimo les dice que hagan
una promesa.
Les dice:
-Fíjense bien, escuchen lo que les voy a decir; este no es
mi lugar, ni tampoco el suyo. Pasado algún tiempo, como dice la profecía. Los
hijos de Israel saldrán de Egipto, hacia la tierra prometida. Escuchen, les
dice, por favor presten atención, el día que partan prométanme, bajo juramento,
que no dejaran mis huesos aquí, que no dejaran mi ataúd aquí ¡Júrenmelo! Y ellos así lo hicieron.
Los años pasaron.
José murió, lleno de días y en paz con sus hermanos.
Pero una promesa, un pacto un legado fue pasado de boca en
boca, año tras año, generación tras generación. Un juramento. Bajo ningún
motivo por ninguna circunstancia se deben dejar los huesos de José en Egipto.
El ataúd de José.
Una historia de amor, promesa y pacto. Y un hombre aferrado
a la bendición.
El ataúd de José es la historia de un hombre, que dejo atrás
su pasado. Transformó su presente. Y se transportó hacia el futuro.
Luego de cuatrocientos años de estar en Egipto,
efectivamente los Israelitas salen.
Alrededor de tres millones de personas abandonan Egipto una
noche.
Tres millones de
personas
Tres millones de personas…y un ataúd; el ataúd de José. Tres millones de personas cruzan el mar rojo;
tres millones de personas y un ataúd.
Tres millones de personas cruzan el desierto; tres millones… y un ataúd. El
ataúd de José. Y guerras, y lluvias, y cerros, y montañas, y nube, y gloria, y…
Y un ataúd.
Ellos lo cargaban, con fe, con pacto, con promesa, con
compromiso, un ataúd que marcaba la fe de un hombre, un hombre de Dios. Que se
transporto mas allá de su presente afectando activamente su futuro. Tres millones de personas llegan a la tierra
prometida, tres millones y un ataúd que traían de Egipto; el ataúd de José.
Por la fe José dio
mandamiento acerca de sus huesos.
Mi hermano José fue
un tremendo siervo de Dios que creyó a Dios de tal manera que venció los
dolores, las tristezas, los rencores, que venció su pasado. Termino sus años en
victoria y dejo un legado para el futuro. Una herencia espiritual. Un camino.
Una posta. Una base. Una Fe.
Dice una frase que de las personas importantes que pasan por
nuestra vida siempre nos dejan algo.
Hay personas que
pasan por tu vida y te dejan un souvenirs. Un presente, algo lindo, un
recuerdo.
Hay personas que
pasan por tu vida y te dejan un premio. Algo que les costó conseguir. Algo que
tal vez les llevó años. Puede ser algo material o tal vez algún conocimiento.
Pero, hay personas
que pasan por tu vida y te dejan un legado, algo que trasciende a ellos. Algo
que va más allá de este tiempo aun de esta vida. José, José era de este último.
¿Cuál eres tú?
Con cariños, pastor
Leonardo Blanco, iglesia Puerta del Cielo, Sauce, Corrientes
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