Un día un caballero de edad
avanzaba iba paseando por la playa cuando vio a un chico que se dedicaba a
levantar estrellas de mar de la arena, para devolverlas al agua. Al notar que
había cientos – o miles – de estrellas de mar por levantar, el señor con educación
sonrió mientras se acercaba al entusiasta rescatista:
Oye, muchacho – dijo con tono compasivo. — No pierdas tu tiempo. Hay demasiadas. Jamás podrás marcar una diferencia.
El muchacho lo miró, sosteniendo una estrella de mar en la palma de su mano, y de repente la arrojó con fuerza de vuelta al océano:
Para esta, ¡sí que marqué una diferencia! — exclamó, y luego siguió con su misión.
Si permites que tu carga crezca dentro de ti, es muy probable que en ocasiones sientas que tu esfuerzo de nada vale. Oirás una voz que te dice en tono burlón: “Déjalo ya. No podrás cambiar las cosas. ¿Qué diferencia habrá, después de todo?”.
Cuando oigas esta voz de duda, recuerda que no puedes hacerlo todo, pero sí puedes hacer algo. Cada estrella de mar, cuenta.
A medida que tu carga vaya creciendo, y rompa tu corazón, y abra tus ojos, no dudes en actuar. Como Nehemías, quizá llores, ayunes y ores. Luego, levántate y haz algo. Pide ayuda. Recauda fondos. Viaja. Escribe un capítulo. Inicia un blog. Apadrina a un pequeño. Conviértete en un Gran Hermano. Lanza un ministerio. Haz algo. No puedes hacerlo todo. Pero sí puedes hacer algo.
Que Dios te bendiga con incomodidad ante las respuestas fáciles, las medias verdades y las relaciones superficiales, para que puedas tener vida en lo más profundo de tu corazón. Que Dios te bendiga con la ira ante la injusticia, la opresión y la explotación de las personas, para que puedas trabajar por la justicia, la libertad y la paz. Que Dios te bendiga con lágrimas que derrames por los que sufren dolor, rechazo, hambre, para que puedas extender tu mano para consolarlos y convertir su pena en gozo. Que Dios te bendiga con la locura de creer que puedes marcar una diferencia en este mundo, para que puedas hacer lo que otros dicen que es imposible. Que Dios te bendiga con la bendición más rara e inusual posible: dándote una carga divina.
Oye, muchacho – dijo con tono compasivo. — No pierdas tu tiempo. Hay demasiadas. Jamás podrás marcar una diferencia.
El muchacho lo miró, sosteniendo una estrella de mar en la palma de su mano, y de repente la arrojó con fuerza de vuelta al océano:
Para esta, ¡sí que marqué una diferencia! — exclamó, y luego siguió con su misión.
Si permites que tu carga crezca dentro de ti, es muy probable que en ocasiones sientas que tu esfuerzo de nada vale. Oirás una voz que te dice en tono burlón: “Déjalo ya. No podrás cambiar las cosas. ¿Qué diferencia habrá, después de todo?”.
Cuando oigas esta voz de duda, recuerda que no puedes hacerlo todo, pero sí puedes hacer algo. Cada estrella de mar, cuenta.
A medida que tu carga vaya creciendo, y rompa tu corazón, y abra tus ojos, no dudes en actuar. Como Nehemías, quizá llores, ayunes y ores. Luego, levántate y haz algo. Pide ayuda. Recauda fondos. Viaja. Escribe un capítulo. Inicia un blog. Apadrina a un pequeño. Conviértete en un Gran Hermano. Lanza un ministerio. Haz algo. No puedes hacerlo todo. Pero sí puedes hacer algo.
Que Dios te bendiga con incomodidad ante las respuestas fáciles, las medias verdades y las relaciones superficiales, para que puedas tener vida en lo más profundo de tu corazón. Que Dios te bendiga con la ira ante la injusticia, la opresión y la explotación de las personas, para que puedas trabajar por la justicia, la libertad y la paz. Que Dios te bendiga con lágrimas que derrames por los que sufren dolor, rechazo, hambre, para que puedas extender tu mano para consolarlos y convertir su pena en gozo. Que Dios te bendiga con la locura de creer que puedes marcar una diferencia en este mundo, para que puedas hacer lo que otros dicen que es imposible. Que Dios te bendiga con la bendición más rara e inusual posible: dándote una carga divina.
Fuente: Dante Gebel (facebook)
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