martes, 28 de febrero de 2012

Confiando en nuestro Padre Celestial...



En el Nuevo Testamento Jesús está hablándole a una multitud y pregunta: «¿Por qué se preocupan por la ropa?» (Mateo 6:28). Jesús apela al entorno natural en que enseña, usando la imagen de las flores de los campos. Lo imagino extendiendo el brazo para señalar las flores silvestres mientras habla: « Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?» (v. 28-30).

Jesús contrasta la belleza de las flores con la opulencia de Salomón, hijo de David, rey de Israel. Incluso con toda la riqueza, los ropajes reales de Salomón no pueden compararse con la belleza de las flores silvestres. El guardarropas del rey no podía siquiera tocar la trascendental belleza del paisaje del Creador. Y entonces, formula una pregunta penetrante: «Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?» (v. 30).

Sea lo que sea que hoy te agobia – una larga enfermedad, la quiebra, el sufrimiento en la familia, confusión en cuanto a tu carrera, depresión inexplicable, terrible pérdida – haz una pausa por un momento y oye estas palabras que el Creador susurra, dirigidas a tu situación: «No te angusties. Lo he visto. Lo he oído. Confía en Mí. Cree en Mí. Sé lo que está pasando y Me importas». 


Fuente: Liliana y Dante Gebel

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