Mi padre podía quemarse y no sentir nada en sus dedos, tenía callos a causa de los golpes en la carpintería.
El mismo efecto de callosidad aparece a nivel emocional o espiritual.
Escuché de gente que trabaja en Etiopía o Somalía que ven a diario a miles de niños al borde de la muerte por inanición y
dicen: “Si no desarrollas un poco de callosidad emocional para protegerte psicológicamente, terminas enfermándote y no puedes continuar”.
La constante exposición y el contacto, ya sea a lo
sagrado o lo profano, producen callosidades en el corazón humano.
La madre de un bebé puede desarrollar cierta
“sordera” para los gritos de su hijo, mientras los demás no pueden hablar entre
sí por los gritos del bebé.
Estar en contacto con lo profano, como la
pornografía puede causar callos. Al principio está la adrenalina, el
sentimiento de culpa...luego se hace casi "normal".
Puedes estar en contacto con la sangre, con los
muertos, con la basura, con el estiércol, y tarde o temprano te
acostumbrarás...
Pero sabes que es lo peor?
Cuando te acostumbras a lo Santo.
Cuando las cosas sagradas se convierten en comunes
y corrientes.
Cuando se te hacen callos espirituales.
Cuando lo que ayer te producía pasión y
asombro...hoy es rutina.
Cuando ir a la iglesia es una costumbre.
Cuando durante el sermón miras la hora o piensas
que harás luego que termine.
Cuando ministras...y estás pensando cómo te ves.
Cuando predicas y lo haces profesionalmente, sin
temor y temblor por las vidas que estás afectando.
Mi compromiso es: NUNCA permitiré que lo sagrado se
convierta en algo común. Dios me lleve a su presencia antes que eso suceda en
mi ministerio!
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