viernes, 20 de agosto de 2010

¡Mi Alma Solo Espera en Dios! ♥


Todo nuestro esperar depende del estado del corazón. Un hombre es y cuenta delante de Dios según es su corazón. No podemos adelantar un paso en el santo lugar de la presencia de Dios para esperar en El allí, a menos que nuestro corazón sea preparado para ello por el Espíritu Santo.

El mensaje es: «Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.» La verdad aparece tan simple que es fácil preguntarse:

« ¿Pero no admiten esto todos? ¿Qué necesidad hay de insistir en ello de modo tan especial?»

La razón es que muchos cristianos no se dan cuenta de la gran diferencia que hay entre la religión de la mente y la religión del corazón, y la primera es mucho más diligentemente cultivada que la segunda.

No saben cuánto mayor es el corazón que la mente. Es en esto que hay una de las causas principales de la debilidad en nuestra vida cristiana, y sólo si entendemos esto el esperar en Dios puede traernos su bendición plena.

Hay un texto en Proverbios 3:5, que puede ayudarnos a hacer claro el significado.

Hablando de una vida de temor y favor de Dios, dice:

«Fíate de Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia experiencia.»

En toda la vida religiosa hemos de usar estos dos poderes.

La mente tiene que recoger el conocimiento de la Palabra de Dios, y preparar el alimento por medio del cual se ha de nutrir el corazón y la vida interior.

Pero, aquí aparece un terrible peligro, el conocimiento y la aprehensión de las cosas divinas puede ser algo en que nos apoyemos.

La gente se imagina que si estamos ocupados con la verdad, la vida espiritual será fortalecida, como cosa natural. Y no es éste el caso ni mucho menos.
Procura tener la mayor confianza posible de que aunque tú no puedes ver dentro de tu corazón, Dios está obrando allí por medio de su Santo Espíritu.
Que el corazón espere a veces en perfecto silencio y quietud; en su profundidad escondida Dios está obrando. Asegúrate de esto, y simplemente, espera en El. Entrega todo tu corazón, con su operación secreta, en las manos de Dios continuamente. El quiere tu corazón; toma posesión de él y mora en él.
«Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.»
¡Mi alma espera solamente en Dios!

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