Como el agricultor que trabaja la tierra, que la siembra y la sostiene hasta que da frutos, así mismo tú eres el agricultor de tu propia existencia, se parte del oficio elevado de tomar aquello que parece imposible y entonces vuelve a sembrar las semillas (pensamientos, palabras, sentimientos, acciones) y aliméntalas con paciencia, con alegría, con buena voluntad, mas no esperes que los frutos surjan inmediatamente, pero mantente firme en la idea que sí saldrán.Querido amigo.. no te canses de hacer el bien pues algún día recibirás recompensa.
Hermoso! Gracias por compartirlo. Dios te llene de bendiciones a ti y a toda tu familia.
ResponderEliminarCesar Wong